Saludo de bienvenida a la Labour Law Community

Me dirijo a vosotros para expresar mi enorme satisfacción por la constitución de esta Comunidad de laboralistas, por cuanto que se constituye en un momento crucial para nuestro futuro como estudiosos del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, con el deseo de que logre desarrollar una amplia actividad de encuentro, debate y aportación de ideas. No se trata de competir con otras iniciativas ya en juego, sea en el ámbito nacional o internacional, sino todo lo contrario, de enriquecer un diálogo entre laboralistas, aportando frescura a los análisis, inmediatez de respuesta a los desafíos cada vez más acelerados en sus cambios, así como capacidad de conexión entre el acervo de conocimiento acumulado a lo largo de ya largas décadas de experiencia con el empuje de ilusión de las nuevas generaciones de laboralistas. La apertura a la convivencia de visiones siempre diversas desde la cultura jurídica, se afianzará sobre bases comunes que se refuerzan a partir de elementos de coincidencia en un afianzado modelo democrático de relaciones laborales, donde siempre provocan rechazo los efectos de segmentación y marginación social.

Con seguridad estamos necesitados de este tipo de foros de coincidencia entre quienes intereses y preocupaciones comunes en torno al espacio que sigue siendo central de las relaciones laborales en el conjunto de nuestra sociedad. Por añadidura, un ámbito donde las reglas del juego del sistema de relaciones laborales, sean públicas o provenientes de la autonomía colectiva, se hacen más necesarias que nunca para dar coherencia y, sobre todo, proporcionar equilibrio entre los intereses en juego.

Sorpresivamente, cuando nadie lo podía prever, no viene como un sobresalto de intensa preocupación un impacto gravísimo derivado de la pandemia provocada por el COVID 19. Del mismo modo que hace apenas unas semanas nadie era capaz de anticipar las consecuencias sobre la salud de la pandemia, extendida con inusitada rapidez por todo el mundo, que ha golpeado especialmente una vez más al sur de Europa, tampoco resulta nada fácil diagnosticar los efectos que todo ello va a tener tanto desde el punto de vista sanitario y cultural hasta la vertiente económica y social. Es prácticamente imposible de saber hasta qué punto ello va a corregir o alterar el modelo de globalización en el que estábamos instalados desde hace ya unas cuantas décadas, que concebíamos como plenamente consolidado e irreversible. Tampoco cabe conjeturar los efectos que ello tendrán en nuestros hábitos de vida y, por tanto, en nuestras formas de trabajar y de relacionarnos en el ámbito laboral. En ese contexto resulta igualmente difícil proyectar hasta qué punto se van a producir reconsideraciones del rol del Estado en la gestión de las relaciones laborales. Y, qué duda cabe, que el escenario post-emergencia va a demandar una reconstrucción del proyecto europeo, donde tendrá necesariamente un papel protagonista una vez más el interrogante acerca de qué nueva orientación ha de reclamarse desde la perspectiva de la política social de la Unión Europea, donde indiscutiblemente su subsistencia dependerá del establecimiento de nuevos equilibrios entre Estados miembros cada vez más alejados en sus expectativas de los que debe ser el proyecto europeo y donde algunos reclaman dosis superiores de solidaridad en ese ámbito regional de lo europeo. Incluso, una reacción a la emergencia donde en muchos países, la autonomía colectiva ha desempeñado un papel secundario, cuando no marginal, le será exigible la asunción de nuevas responsabilidades y protagonismos. Una vez más, tendremos que afrontar hasta qué punto, más allá de las limitaciones a las libertades públicas provocadas por el estado de emergencia, vamos a tener que enfrentarnos a una nueva búsqueda del equilibrio entre la garantía plena de los derechos fundamentales y los requerimientos de seguridad sanitaria; por tanto, un repensar la seguridad y salud en el trabajo sin que ello perjudique el pleno disfruto del derecho a la privacidad personal. Al final, siempre merece la pena recordar las palabras de Miguel de Cervantes, puestas en boca del Quijote: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”.

Por tal razón una iniciativa como es la Labour Law Community, que surgió cuando casi todos estábamos centrados en el impacto de la digitalización sobre las relaciones laborales, seguros de que íbamos a un mundo cada vez más tecnológico donde el hombre adquiría una segura capacidad de controlar su entorno físico, no éramos capaces de imaginar que una de sus primeras tareas iba a ser de esta envergadura como la de hacer frente a los nuevos debates, nada coyunturales, derivados de los efectos del COVID 19 sobre la economía y el mundo del trabajo, adquiere una superior razón de ser, teniendo la posibilidad de aprovechar este escenario para aportar nuevas propuestas a la sociedad en su ámbito de intervención. Es una Comunidad que surge en un momento crucial, pero al mismo tiempo ilusionante, en la medida en que se puede convertir en un canal a través del cual se formulen propuestas de adaptación de las relaciones laborales a una “nueva normalidad”, que no es exagerado decir que vendrá presidida por dosis de inseguridad superior a las que estábamos acostumbrados.

Por todo ello, no tengo sino que expresar mi profundo agradecimiento al Directivo de la LLC por haberme propuesto formar parte como miembro honorario de esta ya gran Comunidad de laboralistas, donde tenemos depositadas tantas esperanzas en su intensa actividad. Mi voluntad es la de incorporarme como un miembro más de la LLC, servir de puente de conexión entre las realidades normativas nacionales diferentes y facilitar en mi modesto territorio una proyección internacional cada vez más imprescindible para la comprensión y la adaptación de las relaciones laborales a las nuevas realidades. Larga vida y buen trabajo a la Labour Law Community.

Jesús CRUZ VILLALÓN

Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social

Universidad de Sevilla

Presidente de la Comisión consultiva Nacional de Convenios Colectivos

Sevilla, abril 2020